INTRODUCCIÓN
Vivimos años muy complicados. Las crisis se suceden unas tras otras (inmobiliaria, de deuda, bancaria, del sector público…) y la tensión que se respiraba en el ambiente era inconcebible tan sólo 5 años atrás. Gran cantidad de fondos han salido de España ante semejante situación. Actualmente el principal miedo es dual: ¿Saldrá España del Euro? ¿Habrá un corralito? Esto lo vimos en la Newsletter El Euro, la prima de riesgo y el corralito
Sin embargo, quedó por resolver la siguiente duda: ¿qué le pasaría a España en el caso que saliera del Euro? En este Newsletter veremos de forma muy sencilla qué pasó en 4 países que sufrieron crisis de calado con fortísimas devaluaciones de su moneda en muy pocos meses. Si bien cada crisis es distinta, veremos como la inversión en acciones es uno de los caminos más seguros que hay para paliar los drásticos efectos de una devaluación, e incluso salir beneficiados de la misma.
CASOS
Argentina
Argentina es un caso paradigmático: los poderes públicos hicieron un corralito impidiendo que se pudiera sacar el dinero excepto en pequeñas cantidades para subsistir, y por lo tanto, forzando a la mayoría de la población argentina a sufrir una reducción atroz de su riqueza por culpa de la devaluación. Los más ricos, sabiendo los funestos planes del gobierno, sacaron previamente sus ahorros del país, cosa que no pudo hacer la gente de a pie.
En el siguiente gráfico vemos como Argentina mantuvo su divisa con una paridad de 1 peso argentino = 1 dólar estadounidense, hasta que debido a su mala gestión económica se tuvo que romper la paridad y utilizar un tipo de cambio variable, adquiriendo así el peso argentino el precio real de mercado en relación al dólar. Lo malo es que fue un cambio muy brusco, como la mayoría de las crisis (sino, no serían crisis).
Un argentino con 20.000 pesos en el banco, veía que con el corralito al cabo de un año seguía manteniendo en sus cuentas estos 20.000 pesos, pero que si quería comerciar con el extranjero lo que pagara en dólares le costaba el triple, es decir, perdió más del 66% (=2/3) del poder adquisitivo en dólares (algo similar pasó con el resto de divisas). Y dado que la globalización implica el constante comercio con el resto de países, ésto le provocó un enorme problema con las importaciones: el país entero entró en una crisis gravísima y la riqueza nacional quedó reducida en más de un 66% en relación al dólar[3].¿Cómo pudo alguien evitar esta enorme pérdida de poder adquisitivo? Muy sencillo, comprando acciones, algo que podía realizar a través de varios broker o sucursales bancarias.

Si analizamos la evolución de la bolsa argentina vemos como el índice, meses antes de la crisis, era de casi 500 puntos. Pues bien, se redujo hasta 200 antes del corralito (diciembre de 2001) ya que la mayoría de grandes fortunas e inversores sencillamente desaparecieron y vendieron a toda prisa sus acciones (desde mi punto de vista, esto es algo muy parecido a lo sucedido hace pocos meses en España).
Alguien que, bien entrada la crisis, en lugar de enviar su dinero a Suiza, EUA o Luxemburgo hubiera comprado acciones argentinas a buenos precios, digamos, a 375 (es muy difícil comprar a mínimos de 200), al cabo de 6 años seguiría con un peso devaluado en más de un 66%, pero sus inversiones, paradójicamente, hubieran crecido hasta 2.000, con un incremento del 433%. Si descontamos la pérdida de valor por la devaluación de la moneda, hubiera incrementado en un 81% (1,81 = 2000 x (1-66%) / 375) su patrimonio en relación al dólar en 6 años, con una rentabilidad anual aproximada del 10,4% geométrico. Si se hubiera esperado 10 años, no le hubiera afectado la crisis americana y tendría, descontando la devaluación del 75% respecto al dólar, un 73% más que a finales del 2001 (un 4,5% anual geométrico), algo que no se ha dado prácticamente en ninguna bolsa occidental. Y todo esto sin contar con los dividendos de las acciones, que por supuesto incrementan los resultados.
Un argentino que hubiera expatriado todo su dinero a Suiza o Alemania probablemente lo hubiera invertido en renta fija y algo en renta variable. La parte de renta fija difícilmente superaría el 3,5%-5% anual (bonos suizos o alemanes a 10 años del año 2001). La parte variable se hubiera invertido por Europa, Estados Unidos y una porción en países emergentes, con resultados todos ellos en promedio inferiores a la de la inversión en Argentina, incluyendo la devaluación. Por ejemplo, en Estados Unidos, el Dow pasó 9.500-10.000 a cerca de 13.000 en 6 y 10 años (en ambos casos). En Europa, la situación hubiera sido aún peor ya que las valoraciones hubieran sido iguales o inferiores. Así pues, lo más conveniente para el argentino de a pie consistió en mantener su patrimonio invertido en bolsa argentina precisamente cuando surgió toda la crisis[4].


En mi caso llegué a pensar que esto se trataba de un caso aislado. Por eso quise analizar qué pasó en la historia reciente con otras crisis más o menos similares (nunca son iguales, el mundo económico es tremendamente complejo). Localicé otras 3 crisis modernas con profundas devaluaciones y comprobé sorprendido que en todas ellas el poder adquisitivo del capital se mantenía siempre que estuviera invertido en acciones a muy largo plazo (a pesar de las enormes devaluaciones). En cambio, quien invertía en bonos o en depósitos perdía su capital en más o menos proporción a la devaluación de su moneda (si es que los bancos o emisores de renta fija no quebraban).
Méjico


Los precios en bolsa previos a la crisis rondaban los 2.400 puntos. Durante la devaluación (ésta pilló por sorpresa a mucha gente, nacionales y extranjeros) los precios cayeron hasta 1.500 por la masiva venta de acciones.
Si antes de la crisis alguien hubiera realizado una inversión en bolsa a 2.400 puntos, al cabo de 6 años ésta hubiera crecido hasta 6.000 puntos. Si descontamos la devaluación, se hubiera reducido aproximadamente un -12%. Si contáramos dividendos no se hubiera perdido capital. Al cabo de 10 años, la inversión, una vez descontada la devaluación, se hubiera incrementado en más de un 70% (sin contar dividendos).
Tailandia


A raíz de la crisis, Tailandia supo dinamizar enormemente su economía y lanzarse a exportar como nunca, mientras que reducía drásticamente sus importaciones, logrando un gran superávit de su balanza comercial y estabilizando el baht, su moneda. Por ello, los ahorradores no perdieron prácticamente valor en sus ahorros al cabo de una década (a corto plazo sí). Además, las acciones compradas en momentos previos a la crisis hubieran mantenido prácticamente su valor al cabo de los años, sin contar con los dividendos.
Las acciones al cabo de 6 y 10 años se redujeron de valor en cerca de un 60% y un 36% respectivamente, contemplando las devaluaciones. Es preciso comentar que recuperaron todo su valor al cabo de 14 años.
Rusia


Con el paso de los años, la devaluación del 80% se ha mantenido más o menos estable, pero sin embargo las acciones han crecido desde 100 hasta 500 en 6 años, es decir, compensando por completo la devaluación. El patrimonio, al cabo de 10 años desde la crisis se triplicó, ya contando con los efectos de la devaluación, con una rentabilidad anual geométrica del 11,6%, sin contar dividendos. Sin embargo, si hubieran comprado depósitos o bonos, los inversores hubieran sufrido una pérdida cercana al 80% de su capital.
Resumen

CONCLUSIÓN

Tal y como hemos visto en el desarrollo de la Newsletter, la inversión en acciones parece que nos permite capear el futuro a largo plazo sea cual sea la viabilidad del Euro, siempre que se actúe con paciencia. En cambio, si tenemos el dinero invertido en depósitos o renta fija, si permanecemos en el Euro los resultados son normales, pero inferiores a la compra de acciones a largo plazo. En cambio, si España sale del Euro, tener depósitos o renta fija españolas es una ruina en proporción a la devaluación de la moneda (y a otros factores).
Creo que en estos momentos la prudencia aconseja la inversión en acciones de una gran parte de nuestro patrimonio.
Xavier San Miguel Moragas, CFA
BISSAN Value Investing, EAFI
[1] El Euro, la prima de riesgo y el corralito, BISSAN Value Investing, EAFI, junio de 2012.
[2] He de decir que subir impuestos lo considero una medida impopular pero también un grave error. Me gustaría que los políticos tomaran medidas necesarias y buenas aunque sean impopulares. En algunos casos las medidas van en la buena dirección, aunque son descafeinadas: como la reforma laboral, el tímido ajuste del gasto público, la racionalización de recursos, un inicio de privatizaciones, el fin de las subvenciones y clientelismo, etc. Subir impuestos, en estos momentos, es una pésima decisión que prolongará la crisis durante más tiempo. Una de las medidas más necesarias consiste en incrementar de forma drástica la productividad de las administraciones públicas, vía despidos con un planteamiento basado en la eficiencia y no en la presencia. Desgraciadamente, los políticos han retrasado todo lo que han podido estas medidas precisamente porque viven de ellas. Y de hecho, las retrasarían más aunque España y las administraciones públicas quebraran, si no fuera porque los acreedores extranjeros han dicho ¡Basta! Gracias a la crisis no les toca más remedio que afrontar las reformas. Y cuanto más tiempo tarden, más años sufriremos todos los españoles debido a burócratas y políticos que tienen miedo a hacer lo que deben.
[3] Por supuesto, los inversores internacionales que no se fueron del país vieron como sus inversiones se reducían en este importe. Las malas políticas del Gobierno Argentino fueron la principal causa de esta crisis, al margen de lo que diga su propia propaganda. Creyeron que con las expropiaciones, subvenciones, excesiva intromisión económica, corrupción política a todos los niveles, impagos a la deuda y demás ardides podrían prosperar, cuando es todo lo contrario. Ni ahora con Cristina Kirchner, que sigue expoliando a empresas extranjeras, van a solucionar sus problemas, todo lo contrario, es muy probable que éstos sean cada vez mayores.
[4] Parece que la inversión más exitosa es la inversión en Argentina post corralito, al cabo de un año una vez devaluada la moneda. La inversión a 6 años se hubiera cuadruplicado (32% anual geométrico) y a 10 años se hubiera quintuplicado (21% anual geométrico). Está claro que comprar cuando todo el mundo vende salió rentable en Argentina. Ahora bien, ¡era necesario un enorme aplomo para hacerlo! De todos modos, esto es sólo un caso aislado,… ¿o no?
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