No tengo relevo generacional que continúe con mi empresa.

¿Cuál es el importe mínimo de venta de mi empresa que me permita cubrir las necesidades futuras mías y de mi familia?

Julián tiene 59 años y lleva toda su vida trabajando en la empresa que fundó su padre. Desde que éste falleció, hace ya 15 años, cogió las riendas del negocio comenzando una fase de internacionalización con gran éxito.

Está casado con Ana y tienen tres hijas, todas trabajando en distintos ámbitos profesionales y 3 nietos sin existir un ánimo de continuar con el negocio de su padre.

Siempre había pensado en vender la empresa al jubilarse, y con esto mantener su nivel de vida y, en lo posible, seguir ayudando a sus hijas si fuese necesario. Pero las oportunidades se presentan en el momento menos pensado y hace un par de meses un fondo de capital riesgo le ha hecho una muy interesante oferta. Las negociaciones están adelantadas y la venta se cerrará pronto por una cantidad que Julián considera razonable. Además, ha de continuar en el negocio un mínimo tres años más, por lo que ya ve la jubilación de cerca.

Julián llega a BISSAN buscando por internet asesoramiento independiente pues en realidad, debido a que siempre han ido bien las cosas, no se había preocupado mucho de lo que hacían en su banco con su patrimonio financiero.

Nos trasmite la sensación de no haberse sentido asesorado correctamente en el pasado. A pesar de tener un considerable patrimonio financiero, considera que las entidades con las que trabaja no han hecho un esfuerzo por entender realmente su situación y necesidades en cada momento. De hecho, cree que quizá le han ofrecido un asesoramiento más orientado a productos que a sus auténticas necesidades. Además, tenía siempre una vinculación con dichas entidades por la relación de crédito que tenía con la empresa.

A través del proceso de planificación financiera y la aplicación del Método BISSAN, se han identificado muchas cosas que Julián y su familia en algunos casos desconocían.

Tenían carteras de inversión solapadas, poco orden entre cuentas, el testamento que tenían hecho no era acorde a sus deseos reales. Al analizar sus movimientos bancarios, se identificó mejor su nivel de vida y se identificaron algunos recibos que desconocía que le cargaban sobre temas que no necesitaba (seguros, suscripciones, etc).

Lo que más agradeció Julián y Ana de todo el proceso de planificación financiera personal fue:

  • Su cartera financiera ahora atiende a objetivos que se han marcado ellos con una estrategia bien definida para cada uno de ellos. Ya no se ahorra lo que sobra, sino que hay un sentido para ese ahorro.
  • Se han recomendado modificaciones significativas en su testamento. Con un impacto fiscal menor, pero lo más importante, con repartos más equilibrados que minimizan posibles conflictos entre sus hijas.
  • Julián y Ana han visto como el patrimonio fruto de la venta de la empresa, invirtiéndolo de manera eficiente, les sirve para cubrir su nivel de vida y, además, otras cosas que no se habían planteado pero que les hace mucha ilusión. Por ejemplo, ayudar a sus hijas en la entrada de sus pisos, pagar la universidad de sus nietas, hacer un par de viajes familiares en 5 y 10 años, entre otros.

El balance patrimonial estaba bien equilibrado, sin embargo, del total de los activos inmobiliarios únicamente tenía un piso en alquiler y el resto eran 3 viviendas vacacionales. Tenía así un patrimonio productivo muy bajo y muchos gastos por dichos activos. Se decide vender una de las 3 viviendas que menos usan y otra de ellas la explotará como vivienda turística una de sus hijas. A cambio, viajarán más para cambiar de destino vacacional.

El resultado es que Julián y Ana viven más tranquilos sabiendo qué quieren en la vida, con los medios adecuados y un plan financiero integral realmente hecho a su medida.

El caso expuesto no es un caso real sino que pretende ser un ejemplo ilustrativo. Todos los nombres y detalles son ficticios.