Autora: Marta Salom Vallespir
¿Verdad que te preocupa ser consecuente en tus decisiones para que tengan el mejor impacto social y medioambiental?
Entonces, ¿por qué no lo consideras también como inversor? En BISSAN te explicamos cómo hacerlo sin reducir tu rentabilidad.
Hasta hace unos años la inversión ética o socialmente responsable tan sólo la conocían unos pocos inversores, pero en los últimos tiempos ha aumentado considerablemente el interés general por este tipo de productos (más allá de las fundaciones y asociaciones de carácter religioso, que fueron las principales demandantes en un primer momento).
El conjunto de los fondos de ISR (Inversión Socialmente Responsable) a nivel mundial ha alcanzado los 19,03 Bn € (21,36 Bn $), con un crecimiento del 61% en los dos últimos años (según datos publicados por GSIA (Global Sustainable Investment Alliance) en febrero de 2015, con datos actualizados a diciembre de 2014).
Este dato denota más concienciación de la sociedad en general, no sólo por parte de los ahorradores e inversores, sino de las propias empresas (principalmente en Europa y en EEUU) que buscan más transparencia y se deben ir adaptando a regulaciones y políticas públicas cada vez más exigentes en la aplicación de criterios ASG (ambientales, sociales y de gobierno).
En España concretamente, también podemos afirmar que el sector de la ISR está en crecimiento, habiendo aumentado un 62% entre 2012 y 2014 (según datos de Eurosif).
Aún así, cabe resaltar que este sector en España se encuentra en un estado muy incipiente y estamos en la cola, y con varias décadas de retraso, respecto a otros países europeos (que cuentan con una regulación que apoya mucho más esta forma de invertir) de seguir esta “megatendencia”. En nuestro país, todavía hay mucha gente que desconoce que se puede invertir, ganar dinero y, a la vez, aportar mayor valor a la sociedad.
Pero antes de nada, ¿qué se entiende por un fondo socialmente responsable?
Como definición de fondo socialmente responsable debemos entender un fondo que puede pertenecer a cualquiera de las categorías de fondos (renta fija, variable o mixta) y que, además de objetivos específicamente financieros, como maximizar la rentabilidad y la liquidez del mismo, los tiene también de carácter más cualitativo: los llamados criterios extra-financieros o las llamadas prácticas ESG (medio ambiente, social y de gobierno corporativo).
En resumen, podemos decir que las inversiones de sostenibilidad son las que invertimos en compañías combinando criterios específicamente financieros (de rentabilidad y riesgo) con criterios extra-financieros, es decir, el impacto que tienen estos tres factores en sus negocios.
A través de los fondos ISR se invierte en empresas que son a la vez solventes y que cumplen con los principios del desarrollo sostenible mediante el respeto al medio ambiente, las normas sociales y las reglas de transparencia y ética en la gestión de sus negocios. A través de este carácter más cualitativo de los fondos ISR, se materializa la necesidad por parte de las empresas de tomar decisiones de inversión que se alineen con los valores, la moral y creencias de la sociedad.
Algunos fondos de este tipo dan un paso más y se comprometen a destinar una parte de las comisiones de gestión y/o de depósito (que cobran a los partícipes) a obras sociales.
Se trata de una filosofía aplicable a todo tipo de productos: fondos de inversión, planes de pensiones, seguros, etc., aunque los más comunes son los fondos de inversión.
El proceso de inversión en este tipo de fondos por parte de un inversor es exactamente igual que cuando contrata otro tipo de fondos y las comisiones están bastante en línea con las de cualquier otro fondo.
Los grandes inversores institucionales apuestan desde hace años de una forma muy clara por la ISR y siguen siendo los principales impulsores de la misma. En España concretamente el 93% de la ISR proviene de inversores institucionales (según datos de Eurosif 2014), concentrado en los grandes Planes de Pensiones de Empleo. Así pues, en los inversores particulares se encuentra el gran reto de la ISR para los próximos años.
¿Qué pasa entonces en España con los inversores particulares y la ISR?
Según lo comentado, parece que no deberían existir motivos para que la inversión por parte de inversores particulares en fondos ISR fuera inferior respecto a la de otros fondos que aplican únicamente criterios financieros. Entonces, ¿qué pasa con la ISR en España?
En primer lugar, resaltaría la falta de conocimiento por parte de los inversores de poder ser realmente consecuente con sus principios en sus decisiones a nivel financiero. Es decir, existen ya muchos inversores particulares que están sensibilizados con el medio ambiente, con temas sociales, etc., pero que desconocen que a la hora de invertir pueden seguir incidiendo en esas cuestiones que tanto les preocupan con esta nueva forma de inversión, como complemento o alternativa a la tradicional.
Muchos inversores particulares todavía desconocen que existe esta opción y que este tipo de fondos pueden aportar un salto de calidad a su inversión, ya que les permitirían alinear sus inversiones con sus valores.
Dicho esto, me gustaría resaltar que cuando un inversor ya se plantea ser consecuente en sus inversiones financieras, entonces surge la eterna pregunta, ¿debo renunciar a parte del rendimiento?
Cuando nos hablan de inversión socialmente responsable, seguramente a priori pensemos que se trata de una inversión poco rentable, y que si invertimos en este tipo de productos debemos renunciar a parte del rendimiento, ¿verdad? Es más, muchos inversores particulares, cuando les hablas de ética en sus inversiones, piensan que a ellos lo que les interesa es la rentabilidad (presuponiendo, por supuesto, una merma en su rentabilidad por realizar inversiones éticas). Los inversores desconocen que precisamente el primer objetivo de la ISR es ofrecer productos rentables.
Pues bien, deberíamos comenzar a plantearnos que la rentabilidad no está reñida con la responsabilidad y el compromiso ético. Por ejemplo, la rentabilidad del índice EuroStoxx Sustainability 40, que se compone de las acciones de compañías comprometidas con el buen gobierno y la lucha contra el cambio climático, no tiene nada que envidiar a la de su indicador de referencia, el índice EuroStoxx 50. De hecho, como se puede apreciar en el siguiente gráfico, durante la mayor parte de la última década el primero (en naranja) ha batido ligeramente al segundo (en azul) o ha tenido la misma rentabilidad.
Ilustración 1: Comparación de la rentabilidad del índice EuroStoxx Sustainability 40 (en azul) y del índice EuroStoxx 50 (en naranja). Fuente: https://www.stoxx.com.
Vemos que los inversores valoran cada vez más favorablemente políticas responsables por parte de las empresas en los ámbitos social, medioambiental y de buen gobierno, ya que se trata de un buen indicador de gestión interna y externa. A través de dichas políticas contribuyen a minimizar los riesgos asociados y, por tanto, a ser más resistentes a largo plazo, ya que pueden prever crisis que dañarían su reputación y provocarían caídas espectaculares del valor de las acciones.
Las empresas capaces de gestionar los riesgos y las oportunidades relacionadas con el desarrollo sostenible tienen potencialmente más ventajas que otras para generar mejores resultados a largo plazo, evitando los riesgos reputacionales e identificando mejor riesgos extra-financieros. En definitiva, aplicar políticas de ISR denota responsabilidad corporativa y mejora el prestigio de las empresas.
Muchas entidades ya han incorporado estos valores a su cartera de fondos. Invirtiendo en este tipo de productos de alguna manera el inversor particular está motivando a las empresas a incrementar sus impactos positivos en el medioambiente y en la sociedad. Por tanto, podemos afirmar que tenemos la herramientas y el marco indicado, ahora tan sólo falta que los ahorradores apuesten verdaderamente por los fondos socialmente responsables, alineando así sus inquietudes generales con las de sus decisiones a nivel financiero.
Algunos de los principios sobre los que se crean y se gestionan las carteras de estos fondos son: el respeto a los derechos humanos, la protección de la vida humana, la defensa de la paz, la protección y la promoción de la salud, el cuidado del medio ambiente y la responsabilidad social de la empresa.
Además, recordemos que invertir en el mercado de las ISR supone:
- Invertir en un negocio sostenible, ya que su filosofía favorece claramente rentabilidades sostenibles a lo largo del tiempo.
- Reducir los riesgos y la volatilidad de las inversiones a medio-largo plazo.
En resumen, desde BISSAN animamos a los inversores particulares a que apuesten verdaderamente por la ISR como una buena alternativa a sus inversiones, permitiéndoles ser coherentes con sus valores sin tener que renunciar a ningún aspecto estrictamente financiero (incluida la rentabilidad).